Agárrate a la vida
Hoy 4 de febrero es el Día Mundial de la lucha contra el Cáncer. Una
enfermedad que no deja indiferente a nadie, ya que afecta a todos: NIÑOS,
ADULTOS y ANCIANOS. Creo que es importante reflejar el avance médico en la
detección precoz y en los tratamientos antineoplásicos. Aunque también quiero
destacar que, por parte de las instituciones y organismos, la atención a las
necesidades psicológicas es muy limitada. Existen muchas desigualdades entre
comunidades, e incluso dentro de la misma comunidad autónoma. En muy pocos hospitales
se encuentra el psicooncólogo integrado como unidad asistencial. La mayor parte
de la atención se sigue dispensando a través de fundaciones y ONG’s.
El diagnóstico de una enfermedad
oncológica y su tratamiento desestructuran la vida del paciente y su familia,
ya que a pesar de los avances, sigue asociada a muerte y sufrimiento. Los
pacientes se encuentran sometidos a importantes cambios amenazadores, entre los
que se encuentran los directamente relacionados con su enfermedad y los efectos
secundarios de los tratamientos, la angustia asociada a la incertidumbre, los
tiempos de espera, el cambio en los roles del enfermo, la pérdida de ciertas
capacidades funcionales y/o del trabajo, los cambios en la imagen corporal, el
afrontamiento de la propia muerte y lo que ello conlleva.
La percepción de amenaza, el
miedo intenso y los sentimientos de desesperanza e indefensión están presentes
en distintas intensidades a lo largo del proceso a los que el enfermo y su
familia deben enfrentarse. Se considera que más del 50% de los pacientes
muestran signos y síntomas psicológicos debido al elevado nivel de estrés al
que deben hacer frente durante, y después de su enfermedad. Existe una
situación de riesgo emocional para el desarrollo de reacciones emocionales
desadaptativas y patologías psiquiátricas. Un 24% de los pacientes oncológicos
presentan criterios diagnósticos para trastorno psicopatológico.
El estilo de afrontamiento y el
nivel de ajuste o adaptación del paciente y su familia ante el cáncer va a
depender de:
-
El grado de patología a nivel clínico.
-
os efectos de los tratamientos (cirugía, radioterapia,
quimioterapia…).
-
El nivel
y modo de información que recibe.
-
El apoyo social y los recursos ambientales.
-
Las competencias del paciente para hacer frente
al estrés y la disponibilidad de
tratamiento psicológico.
Por ello, la línea de
intervención psicológica tiene como objetivo facilitar la adaptación y mejorar
la calidad de vida, intentando promover un adecuado afrontamiento por parte del
enfermo y su familia durante todo el proceso de diagnóstico, tratamiento,
seguimiento, recaída y final de la vida. Además de facilitar la adherencia
terapéutica, implicando al paciente en la toma de decisiones médicas.
Los pacientes con cáncer tienen
derecho al mejor tratamiento médico y al mejor cuidado. Y esto implica acoger
sus miedos y preocupaciones. No huir de su sufrimiento y ayudarle a encontrarle
un sentido a todo lo que están viviendo. Algo que parece tan sencillo, suele
pasar desapercibido para los profesionales y familiares. El escuchar hablar del
miedo a la muerte y de las preocupaciones sobre el futuro nos paraliza. En lugar
de detenernos a escuchar continuamos con nuestra vida como si nada pasara, bloqueando
cualquier tipo de emoción propia y de la persona enferma. Tan importante es prevenir y curar como
aliviar el sufrimiento y proporcionar el máximo bienestar.
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