jueves, 28 de febrero de 2013

¿ES EL NARCICISMO AUTOESTIMA?


El amor a los demás y el amor a nosotros mismos no son alternativas en oposición. Todo lo contrario: una actitud de amor a sí mismo se encontrará en todos aquellos que son capaces de amar a los demás. (E. Fromm)

Habitualmente se confunde tener una buena autoestima con ser narcisista. Lejos de la realidad, el narcisista busca su propia autorrealización pero lo hace en la periferia de sí mismo. Lo hace en el exterior, en la imagen que proyecta en los demás, sintiendo miedo de profundizar en su interior porque le asusta lo que pueda descubrir. El narcisista está encantado consigo mismo, tanto que siente que los demás no son merecedores de su respeto y estima. Busca desesperadamente “espejos” en los que ver reflejados sus cualidades. Ama una imagen idealizada, pero que no es real.

En el perfil patológico se da una distorsión entre el yo real y el yo ideal. La constante autoexigencia y la búsqueda de la perfección les ocasionan angustia, tensión y sentimientos de vacío. El narcisista desconoce su identidad real y en consecuencia depende neuróticamente de su entorno, del impacto de su imagen o de su éxito profesional.

Hoy día, existe una elevada tasa de personalidad narcicista, en todos los sectores de la población, ya que el logro principal parece ser el éxito y todo aquello que tenga que ver con la imagen externa y la fachada. Resulta muy preocupante el hedonismo descontrolado y la excesiva importancia otorgada a todo lo material, en detrimento de los auténticos valores y el aprecio por las personas. El individualismo insolidario está generando de forma cada vez mayor trastornos de ansiedad, síntomas depresivos y trastornos alimentarios.

El narcicismo refleja despreocupación por los otros. Únicamente se interesa por el placer inmediato, aquí y ahora, mostrando falta de afecto e interés hacia otras personas, evitando cualquier compromiso vinculante a largo plazo. No es capaz de implicarse emocionalmente, mostrar empatía o sensibilidad. Todo lo que no le afecte de manera directa no tiene relevancia en su vida. Lo que importa es él mismo, su egoismo es máximo. Sin embargo, la persona que se autoestima se acepta tal cual es, con sus virtudes y limitaciones, tratando de fijarse metas realistas y afrontando con determinación los fracasos. Aprecia a los demás, se preocupa de establecer vínculos relacionales y no tiene miedo de profundizar en su interior, ya que lo que encuentra lo acepta como parte de la persona que es. Comprende un sistema de valores que reconoce como fundamentales para ser considerado persona.

El ser humano se encuentra integrado en su sistema relacional. Necesita vivir en interrelación con los otros, aceptándolos e integrándolos como parte fundamental del concepto de sí mismo. Se quiere y quiere. Contrariamente a lo que solemos pensar, el narcicismo no implica no querer nada a los demás y mucho a sí mismo, sino querer solamente la parte superficial y banal que conoce. Su egocentrismo es lo único que le permite.




   
                                      

lunes, 4 de febrero de 2013

DÍA MUNDIAL EN LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER


 Agárrate a la vida


Hoy 4 de febrero es  el Día Mundial de la lucha contra el Cáncer. Una enfermedad que no deja indiferente a nadie, ya que afecta a todos: NIÑOS, ADULTOS y ANCIANOS. Creo que es importante reflejar el avance médico en la detección precoz y en los tratamientos antineoplásicos. Aunque también quiero destacar que, por parte de las instituciones y organismos, la atención a las necesidades psicológicas es muy limitada. Existen muchas desigualdades entre comunidades, e incluso dentro de la misma comunidad autónoma. En muy pocos hospitales se encuentra el psicooncólogo integrado como unidad asistencial. La mayor parte de la atención se sigue dispensando a través de fundaciones y ONG’s.

El diagnóstico de una enfermedad oncológica y su tratamiento desestructuran la vida del paciente y su familia, ya que a pesar de los avances, sigue asociada a muerte y sufrimiento. Los pacientes se encuentran sometidos a importantes cambios amenazadores, entre los que se encuentran los directamente relacionados con su enfermedad y los efectos secundarios de los tratamientos, la angustia asociada a la incertidumbre, los tiempos de espera, el cambio en los roles del enfermo, la pérdida de ciertas capacidades funcionales y/o del trabajo, los cambios en la imagen corporal, el afrontamiento de la propia muerte y lo que ello conlleva.   

La percepción de amenaza, el miedo intenso y los sentimientos de desesperanza e indefensión están presentes en distintas intensidades a lo largo del proceso a los que el enfermo y su familia deben enfrentarse. Se considera que más del 50% de los pacientes muestran signos y síntomas psicológicos debido al elevado nivel de estrés al que deben hacer frente durante, y después de su enfermedad. Existe una situación de riesgo emocional para el desarrollo de reacciones emocionales desadaptativas y patologías psiquiátricas. Un 24% de los pacientes oncológicos presentan criterios diagnósticos para trastorno psicopatológico.

El estilo de afrontamiento y el nivel de ajuste o adaptación del paciente y su familia ante el cáncer va a depender de:

-          El grado de patología a nivel clínico.
-          os efectos de los tratamientos (cirugía, radioterapia, quimioterapia…).
-          El nivel y modo de información que recibe.
-          El apoyo social y los recursos ambientales.
-          Las competencias del paciente para hacer frente al estrés  y la disponibilidad de tratamiento psicológico.

Por ello, la línea de intervención psicológica tiene como objetivo facilitar la adaptación y mejorar la calidad de vida, intentando promover un adecuado afrontamiento por parte del enfermo y su familia durante todo el proceso de diagnóstico, tratamiento, seguimiento, recaída y final de la vida. Además de facilitar la adherencia terapéutica, implicando al paciente en la toma de decisiones médicas.

Los pacientes con cáncer tienen derecho al mejor tratamiento médico y al mejor cuidado. Y esto implica acoger sus miedos y preocupaciones. No huir de su sufrimiento y ayudarle a encontrarle un sentido a todo lo que están viviendo. Algo que parece tan sencillo, suele pasar desapercibido para los profesionales y familiares. El escuchar hablar del miedo a la muerte y de las preocupaciones sobre el futuro nos paraliza. En lugar de detenernos a escuchar continuamos con nuestra vida como si nada pasara, bloqueando cualquier tipo de emoción propia y de la persona enferma.  Tan importante es prevenir y curar como aliviar el sufrimiento y proporcionar el máximo bienestar.