martes, 6 de noviembre de 2012

INTELIGENCIA EMOCIONAL ¿PODEMOS CAMBIAR LO QUE SENTIMOS?



              El intelecto busca, pero es el  corazón quien halla (George Sand)

Hoy día, las situaciones que vivimos ponen a prueba nuestro equilibrio emocional. Cuando miramos a nuestro alrededor vemos personas que pese a las circunstancias son capaces de superar cualquier crisis y observar las dificultades desde una óptica diferente, sacando el máximo potencial de aprendizaje. Esto es la Inteligencia Emocional. Es la capacidad de reconocer los sentimientos propios y los de los demás, para así manejar bien las emociones en nosotros mismos y en nuestras relaciones. Este término popularizado por Goleman surge en los 90 y es muy investigado en la actualidad, sobre todo en el ámbito empresarial y escolar.

Lo que nos guía en la mayor parte de las situaciones difíciles es la madurez emocional, pero y entonces, ¿qué es lo que ocurre con la Inteligencia Racional? ¿Para qué usamos las habilidades cognitivas tales como pensar o razonar?  Tenemos una mente que piensa y otra que siente, pero no se oponen. Ambas interactúan para buscar un equilibrio, ya que los sentimientos son indispensables para la toma racional de decisiones, porque nos orientan en la dirección adecuada para sacar el mayor provecho a las posibilidades que nos ofrece la fría lógica.

Este constructo incluye a su vez dos tipos de inteligencia. Una de ellas es la Inteligencia Personal que está compuesta por una serie de competencias que determinan el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos.

-          Conciencia en uno mismo. Reconocer y entender el propio estado de ánimo, las emociones e impulsos, así como el efecto que ejerce en los demás.
-          Autorregulación o control de sí mismo. Capacidad de controlar nuestras propias emociones e impulsos, responsabilizarse de los propios actos, pensar antes de actuar.
-          Automotivación. Habilidad de estar en un estado de continua búsqueda y persistencia en la consecución de objetivos.

El otro tipo, la Inteligencia Interpersonal contiene competencias que tienen que ver con la capacidad de relacionarse con quienes nos rodean y de crear una red de relaciones sanas.

-          Empatía. Habilidad para entender las necesidades y sentimientos de los demás, poniéndose en su lugar y responder correctamente a sus reacciones emocionales.
-          Destreza social. Capacidad para persuadir e influir sobre los demás.

Se ha demostrado que  las personas con Inteligencia emocional  tienen mayor bienestar psicológico, mejor salud  física, mejor desarrollo de las relaciones socio-afectivas y laborales, así como mayor motivación en la consecución de objetivos. Los índices revelan una correlación negativa con la depresión, la ansiedad y el neuroticismo. También previene enfermedades psicosomáticas producidas por desequilibrios emocionales permanentes, tales como rabia o angustia.

Sin embargo, estas habilidades no son innatas, sino que se aprenden durante el desarrollo, ya sea en la infancia con los padres, en la escuela y con los iguales. De ahí la importancia que se está dando últimamente a que en los colegios se pueda transmitir y trabajar estos objetivos. Todo ello con el fin de que la persona pueda crecer en un mundo cada vez más competitivo.

Los circuitos neurológicos involucrados en nuestra aptitud emocional pueden alterarse o reforzarse con la repetición de ciertos hábitos. Se refuerzan cuando, por ejemplo, diariamente estamos enfadados, y esto hace que se reconecte y reintegre nuestra red neuronal, la cual conecta de forma duradera con nuestra identidad. Mediante aprendizaje se puede moldear algunos aspectos de la realidad emocional. Pero para que el cerebro cambie sus hábitos requiere que pase bastante tiempo, de forma que el viejo hábito queda reemplazado gracias a la práctica constante. Los estudios clínicos demuestran que cuanto más tiempo nos esforcemos por cambiar una conducta, más perdurable será el cambio.

Una vez que somos capaces de reconocer nuestros diferentes sentimientos, nuestra capacidad de controlarlos es mucho mayor. De esta forma, las emociones pueden guiar todas las actitudes de nuestra vida hacia pensamientos y hábitos constructivos que mejoren en forma absoluta los resultados que queremos alcanzar.


4 comentarios:

  1. Lourdes suerte en tu estreno, felicidades por la apertura del blog. Magnífica entrada inaugural.

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  2. Buenísino el blog Lourdes, tendrás muchas suerte seguro!! Qué pasa si los sentimientos son tan rápidos que sientes antes que pensar, que la toma de decisiones será irracional? ;)

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    1. Lo que quiere decir es que por lo general actuamos sin ser conscientes de lo que sentimos. Nos dejamos llevar por impulsos inmediatos a través de nuestras reacciones, que muchas veces son inapropiadas y además nos suele generar malestar. Lo que deberíamos es aprender a gestionar nuestras emociones, darnos cuenta de lo que sentimos y sólo así podremos ser capaces de cambiar nuestra forma de actuar. No sé si respondo a tu planteamiento. :)

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