Y de repente llega la
enfermedad a tu vida, sin previo aviso y tan inesperada que todo tu
mundo cambia. Tus proyectos y tus sueños dejan de ser prioritarios y
ahora es momento de centrarse en lo que viene, un nuevo camino,
desconocido y lleno de obstáculos, que junto a tu familia vas a ir
superando y tendrás que ir adaptándote y buscar una nueva
normalidad. Conocerse como portadora de cáncer desencadena una reacción psicológica de crisis vital en la que surgen conflictos interpersonales, se deteriora la capacidad de relación y seguridad en uno mismo y se dificulta la toma de decisiones.
A partir de ahora el
papel de madre y pareja que has ejercido va a cambiar, a la vez que
también lo hará el desempeñado por tu familia. Durante el proceso
de enfermedad, la familia va a vivir ciclos repetitivos de rabia,
desolación, falta de control, desajuste y una nueva adaptación. Es
totalmente natural e incluso puede suponer una oportunidad para el
fortalecimiento, la recuperación y comprensión de las necesidades y
expectativas de cada miembro de la familia.
La reestructuración y
reorganización del sistema familiar plantea desafíos importantes
para todos los miembros y asumir nuevos roles no va a ser fácil. Las
mujeres que se hacían cargo de todo, que asumían los problemas
cotidianos o que siempre habían ocupado la función de proveer los
cuidados pueden tener más dificultad en adaptarse a un papel más
dependiente. Y las personas que nunca han ejercido estos roles pueden
tener más problemas para responsabilizarse y proporcionar cuidados a
su ser querido. Por ello, hay que entender el esfuerzo que toda la
familia está poniendo en adaptarse a esta nueva situación y que
supone un proceso de aprendizaje y entendimiento mutuo.
Desde el momento del
diagnóstico hay que tener en cuenta las necesidades y preocupaciones
de la familia, por lo que es fundamental una buena comunicación que
facilite la expresión de sentimientos y tensiones y, favorezca la
reasignación temporal de nuevos roles. La comprensión de los
posibles cambios puede ayudar a tomar medidas para fomentar las
relaciones sanas y el apoyo mutuo durante este tiempo.
Contigo misma. Acepta
los cuidados que te dan tu pareja y tus hijos. Para ellos también es
importante sentir que te ayudan. Pero a veces sucede, que vuestra
familia o tú tenéis una conducta muy sobreprotectora o controladora
con el otro. Tu familia puede tener todo el control en la
comunicación con el equipo médico e incluso saber más que tú
sobre los detalles del diagnóstico y el tratamiento. Este acto tiene
como finalidad evitarte preocupaciones, y es una muestra de cariño y
protección hacia ti, pero mal dirigido. Mal dirigido porque os puede
generar frustración y soledad al no compartir las decisiones. Esto
puede afectar a la propia autoestima y si no estás de acuerdo con
este pacto de silencio, habla con tu familia, muéstrale tus
verdaderos sentimientos y conoce los suyos. Estableced juntos la
forma en que queréis implicaros en las decisiones sobre el
tratamiento, los cuidados y otros temas.
La continuación del artículo en el siguiente enlace: http://www.geicam.org/images/stories/recursos/revista/2014/Geysalus_23.pdf#page=15